El ministerio de SER ESPOSA
El que tiene
la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye,
se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido
Juan 3:29
Hay un ministerio tan sublime como el de un anciano y un
Pastor, tan loable y más aun que el de un diacono y un predicador, ese
ministerio requiere de mucha oración y una lucha diaria y una acción de fe
cotidiana, ese ministerio aunque mal nos pese a los hombres, ese fabuloso
ministerio es solo para las mujeres, y es el de ser ESPOSA.
Ese ministerio requiere
de mucho abandono del “yo soy”, de una
entrega y un servicio hacia el otro, hacia el esposo, los hijos, el prójimo.
En ocasiones vemos
que son muy pocas mujeres que se deleitan en este ministerio, muchas que se han
casado o quieren casarse solo piensan en que profesión tendrán o que puesto de
trabajo ocuparon, como será la niñera que contrataran o que menú estar comiendo
el marido afuera porque ella no va a cocinar nunca.
Este ministerio es
para valientes, y es solo dado a la mujer. ¡O por favor! es envidiable, es
sublime, una mujer que se delita en ser esposa, amante, madre, consejera,
economista del hogar, arquitecta, pediatra, enfermera y a menudo terapeuta aun
de su marido y maestra diaria de sus pequeños. Ese ministerio requiere de mucha
preparación y una comunión intima con Jesús.
Ver una mujer que es
esposa porque ha sido llamada a serlo, y
que ha aceptado deleitarse en ello, es ver a la iglesia plena en trabajo
constante.
Ser esposa es un
misterio que los hombres no entenderemos en toda su magnitud en este mundo,
pero podremos degustar del privilegio de una mujer que esta entregada a Cristo
a través del hogar y la familia. Siendo corona de su marido (Proverbios 12:4) y
llevando la redención, el evangelio y la salvación de Jesús a sus hijos (¡°
Timoteo 2:15) y a cuantos se adentren en su hogar. Será maestra del Bien (Tito
2:3) y su galardón es criar a sus hijos en el temor de Jesús.
Oh virtud de las
riquezas del Señor, que privaste de este gran privilegio a los hombres y se las
diste a las mujeres, a tus mujeres, a tus Hijas.
Si un hombre tiene
una mujer así, su ministerio es amarla (Efesios 5:25), amarla más allá del
sentimiento, honrarla y llevarla como diadema y brazalete que adoran sus días. El
deseo de cada hombre que anhele una familia es que su esposa sea una mujer llamada
al ministerio de ser ESPOSA.
Ser esposa no es un
cargo, un titulo, una mera formalidad; es una profesión que amerita ser
ministrada con un gran carácter. Muchas mujeres pierden el rumbo y no saben que
los beneficios de ser esposa serán premiados en esta tierra y en el reino de
los cielos.
Si eres una de estas
mujeres, pues QUE DICHOSO EL HOMBRE QUE ESTA CONTIGO, y si no estás en este
lineamiento, pues nunca es tarde para empezar este camino y este ministerio.
La alabanza y las
buenas palabras serán siempre para estas siervas (Proverbios 31:30). Este
servicio tiene igual galardón que el de un
Apóstol, un maestro un anciano. Sean dignas de ser ESPOSAS y lleven este
ministerio a lo más alto, a aquella altura que Cristo dio a su iglesia.
La paz del Señor.